lunes, 8 de marzo de 2010

Artista

Miguel Ángel Navarro Pérez tocando el piano en la audición del Conservatorio.

Fernando Iwasaki

Información sacada de la página web de Fernando Iwasaki.

Es narrador, ensayista, crítico e historiador.


Es autor de las novelas Neguijón (Alfaguara, 2005) y Libro de mal amor (RBA, 2001), y de los libros de cuentos España, aparta de mí estos premios (Páginas de Espuma, 2009), Helarte de amar (Páginas de Espuma, 2006), Ajuar funerario (Páginas de Espuma, 2004), Un milagro informal (Alfaguara, 2003), Inquisiciones Peruanas (Páginas de Espuma, 2007), A Troya, Helena (Los Libros de Hermes, 1993) y Tres noches de corbata (AVE, 1987). Como ensayista es autor de rePUBLICANOS (Premio Algaba de Ensayo, 2008), Mi poncho es un kimono flamenco (Sarita Cartonera, 2005) y El Descubrimiento de España (Nobel, 1996), y sus crónicas han sido reunidas en La caja de pan duro (Signatura, 2000) y El sentimiento trágico de la Liga (Premio Fundación del Fútbol Profesional, 1995).

Es editor de la antología mexicana del cuento andaluz Macondo boca arriba (UNAM, 2006) y co-editor con Jorge Volpi de la edición comentada de Edgar Allan Poe, Cuentos Completos (Páginas de Espuma, 2008). Sus relatos han sido recogidos en varias antologías de España y América Latina, y su obra ha sido traducida al ruso, inglés, francés, italiano, rumano y coreano.

Durante los años que ejerció como historiador fue profesor universitario en Perú, investigador en el Archivo de Indias de Sevilla, investigador en el Archivo Secreto del Vaticano y profesor invitado en diversas universidades de Europa y América. Es autor de Extremo Oriente y Perú en el siglo XVI (Fundación Mapfre, 1992) y del ensayo historiográfico Nación Peruana: entelequia o utopía (Crese, 1998), coautor de El comercio ambulatorio en Lima (ILD, 1989) y editor de Jornadas contadas a Montilla (1996) y Francisco Solano, proceso diocesiano (2000), así como de diversos estudios acerca de los procesos de inquisición y de santidad en Lima colonial, gracias a los cuales obtuvo en Nueva York el Conference on Latin American History Grant Award (1996).

Ha sido profesor titular de historia en la Universidad Católica del Perú y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad del Pacífico de Lima. Ha dirigido el área de cultura de la Fundación San Telmo de Sevilla (1991-1994) y fue director de la Fundación Alberto Jiménez-Becerril contra el Terrorismo (1998-2001). Ha sido columnista de Diario 16 (1989-1996), El País (1997-1998) y La Razón (1999-2000).

Desde 1989 reside en Sevilla, donde es columnista del diario ABC, director de la Fundación Cristina Heeren de Arte Flamenco y director de la revista literaria Renacimiento.

Texto de Julio Cortázar citado en Sevilla por Fernando Iwasaki

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpaso en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.


FIN